viernes, 8 de julio de 2011

La vida a bordo de una plataforma petrolera

La P-18 es una fortaleza metálica del tamaño de un campo de fútbol anclada en alta mar. 
El ex vigilante bancario Rodrigo Pinheiro añora las caminatas por las calles de su barrio, y no porque sea un preso purgando pena sino porque trabaja como “embarcado” en una de las plataformas marinas de la petrolera Petrobras.
Pinheiro es uno de los cerca de 45.000 empleados que laboran en las 132 plataformas marinas (86 fijas y 46 flotantes) de esta compañía líder en la producción de crudo en aguas profundas.  Pinheiro, hoy técnico en pozos, tiene que permanecer 14 días a bordo de una base metálica en medio del Atlántico antes de pensar en regresar al continente y ver a su familia.
“Siento falta de un poco más de libertad. No puedo ni soñar con ir a la esquina a comprar el pan del desayuno”, dijo durante una visita de  EFE  a la P-18, una plataforma de Petrobras del tamaño de un campo de fútbol anclada en la inmensidad del océano, a una hora de vuelo en helicóptero del continente.
Esta “ciudad flotante”, en la que conviven 180 “embarcados”, pesa 18.347 toneladas y tiene 101 metros de largo por 88 metros de ancho y opera en un área en la que la profundidad del mar es de 910 metros.
La P-18, la primera plataforma semisumergible del mundo con capacidad para producir hasta 100.000 barriles diarios de petróleo, comenzó a operar en 1994 y hoy extrae 34.000 barriles por día de la cuenca marina de Campos, en el litoral norte del estado de Río de Janeiro. Pinheiro, de 26 años, casado y con dos hijos, ha pasado temporadas en otras siete plataformas de Petrobras.
“En cada una conoces amigos y haces una nueva familia. Pero nada sustituye a la que te espera en casa”, afirma el especialista, que, por no ser empleado directo de Petrobras, sino de una empresa contratista, tiene derecho a 14 días de descanso en casa por cada 14 días en alta mar. Los empleados directos tienen derecho, por acuerdo sindical, a 21 días de descanso por cada 14 en las plataformas.
La P-18, una de las bases más antiguas de Petrobras, cuenta con auditorio, tres salas de televisión, dos de juegos, una de Internet recreativa, otra para videoconferencias, un gimnasio, una pequeña biblioteca, restaurante para 50 personas y lavandería.
Los “embarcados” pueden conversar por teléfono o por Internet con sus familias a cualquier hora, aunque por un tiempo limitado. Sin embargo, “el horario de las telenovelas es sagrado.
Es cuando más personas se puede ver en las salas de televisión. Lo mismo ocurre durante las transmisiones de partidos de fútbol”, explica el ingeniero Francisco Castro, gerente de la P-18.  
Esta plataforma está anclada en el Atlántico y opera en un área en la que la profundidad del mar es de 910 metros.
Muchos de los “embarcados” consideran que los ingresos financieros extra, que pueden llegar a duplicar o triplicar el salario, y los hasta 21 días de descanso compensan el aislamiento, el confinamiento y la jornada de trabajo de 12 horas diarias en las plataformas. 
Pero no todos aguantan y a pocos les gusta conversar sobre los riesgos para la salud física y mental, y los peligros que supone trabajar en alta mar. Los problemas de depresión, estrés, hipertensión y hasta obesidad por la vida sedentaria en las plataformas han sido relatados en varios estudios científicos, por lo que Petrobras decidió contratar a nutricionistas.
Otros estudios indican que el índice de divorcios entre los “embarcados” es muy superior al de otros empleados de la empresa tanto por los largos periodos de separación como por los temores a la infidelidad. Los problemas y las difíciles condiciones de vivir en plataformas son recordados anualmente por los sindicatos en las negociaciones por mejorías laborales.


Fuente: EFE (publicado el 08/06/2011)

No hay comentarios:

Publicar un comentario